Cultura
como "praxis", como la entiende Zygmunt Bauman, que apela a una práctica, como la
práctica habitual de lo que vivimos.
“La cultura es la única faceta de la condición humana y de la vida en la cual el conocimiento de la realidad y el interés en el perfeccionamiento y la satisfacción propias se funden en una sola. El conocimiento cultural es el único que no se avergüenza de su partidismo y de su consiguiente sesgo. Es el único conocimiento lo suficientemente audaz para ofrecer al mundo su significado en lugar de aceptar crédulamente (o pretender que se acepta) que el significado está ahí fuera, prefabricado y completo, esperando ser descubierto y aprendido. Por lo tanto, la cultura es el enemigo natural de la alienación. Cuestiona constantemente la sabiduría, la serenidad y la autoridad atribuidas a lo Real.” Z.B.
Por cultura debemos entender un conjunto de fuerzas operativas, tanto materiales como espirituales, que muchas veces pasan desapercibidas y que rigen el habito vivencial de los seres humanos. No son fuerzas abstractas, ni se trata de meras cuestiones irrelevantes o sin impacto en nuestra realidad humana; la cultura está confeccionada por estas fuerzas operativas visibles o invisibles (materiales o espirituales) que impactan o configuran nuestro propio desarrollo vivencial. La cultura es aquello que nos hace vivir tal y como vivimos, esto es lo que hoy en día no captamos. Por eso, nos cuesta mucho trabajo entrar en comunión con la Verdad.
“La cultura es la única faceta de la condición humana y de la vida en la cual el conocimiento de la realidad y el interés en el perfeccionamiento y la satisfacción propias se funden en una sola. El conocimiento cultural es el único que no se avergüenza de su partidismo y de su consiguiente sesgo. Es el único conocimiento lo suficientemente audaz para ofrecer al mundo su significado en lugar de aceptar crédulamente (o pretender que se acepta) que el significado está ahí fuera, prefabricado y completo, esperando ser descubierto y aprendido. Por lo tanto, la cultura es el enemigo natural de la alienación. Cuestiona constantemente la sabiduría, la serenidad y la autoridad atribuidas a lo Real.” Z.B.
Por cultura debemos entender un conjunto de fuerzas operativas, tanto materiales como espirituales, que muchas veces pasan desapercibidas y que rigen el habito vivencial de los seres humanos. No son fuerzas abstractas, ni se trata de meras cuestiones irrelevantes o sin impacto en nuestra realidad humana; la cultura está confeccionada por estas fuerzas operativas visibles o invisibles (materiales o espirituales) que impactan o configuran nuestro propio desarrollo vivencial. La cultura es aquello que nos hace vivir tal y como vivimos, esto es lo que hoy en día no captamos. Por eso, nos cuesta mucho trabajo entrar en comunión con la Verdad.
La cultura no es más que este conjunto de fuerzas
operativas, que condicionan, determinan, configuran nuestras formas de pensar y nuestros modos
de vivir. La cultura tiene que ver con
nuestras prácticas de vida humana. La cultura como “praxis” no es más que la
realidad social de los hombres. Estas formas de pensar y modos de vivir se van
a presentar como realidades humanas. Estas realidades humanas son las que
configuran la cultura como praxis, o sea, como una realidad social humanamente
compartida.
Por utilizar otra terminología, la praxis no es más que el
espacio en el cual, nosotros somos, nos
movemos, y existimos. La cultura es la herencia que nosotros hemos
adquirido, o que nos han transmitido nuestros antecesores, y esta herencia está constituida por formas
de pensar muy especificas, y por modos de vivir también muy concretos, que en la
mayoría de los casos pasan incuestionados. En pocas palabras; hoy no nos
preguntamos: ¿por qué vivimos así de esta manera? o ¿por que nuestro pensar se ha
dirigido en esta dirección y no en otra? o ¿Cuáles son las convicciones
fundamentales en los cuales basamos nuestro desarrollo vivencial?