27 agosto 2012

In Memoriam R.H.


"Empecé a escribir hace 20 años, en aquellos lejanos días, podías pasar el tiempo en un museo sin pensar ni un solo momento en lo que podía costar el arte. El precio no era importante y además: precio y valor eran cosas totalmente distintas, pero luego a principios de los 60´s algo comenzó a pasar; primero hubo un goteo, luego un rió y después una grande y rugiente riada marrón de propaganda sobre la inversión en arte.
El precio de una obra de arte ahora forma parte de su función, volvió a definir al arte, cuyo nuevo trabajo es quedarse en la pared y hacerse más caro. Y el resultado fue que mientras antes_ las obras de arte_ se consideraban como extraños, con los que uno podía dialogar y a los que gradualmente se iba conociendo, ahora adoptaron cada vez más el carácter de estrellas de cine; con el museo como descapotable.
Dudo que a partir de ahora alguien pueda mirar un Braque cubista o un Rothko o una escultura constructivista rusa, sin estar profundamente afectado, por el hecho de que el precio de esas cosas se ha puesto absurdamente alto. Y que en un sentido crucial las ha apartado de la experiencia ordinaria.
Creo que los precios altos llegan a la gente, creo que desplazan el contenido de la obra, y no puedes pasar mucho tiempo escribiendo sobre arte sin darte cuenta hasta qué punto la misma crítica y las becas, lo quieras o no; terminan sirviendo el sistema en el que un puñado de corredores, con caras como tetera de plata, hacen fortuna arreando obras maestras modernas hacia otro puñado de inversores, con los ojos cromados en Manhattan o Zúrich.
Pueden encontrar esto deprimente o no, pero la verdad, es que a mí me deprime."
Robert Hughes. (1938-2012)_ extracto de: Shock of the New 1980.